Las primeras tecnologías fueron herramientas y surgieron para cumplir las necesidades y los sueños más básicos del ser humano: tener un techo, poder comunicarse, poder curarse, entre otros. Cada nuevo desarrollo tecnológico en la historia respondió a una necesidad de la sociedad, y si bien empezaron siendo comunitarios, progresivamente se alejó de la necesidad de la gente y empezó a responder a otros intereses.
Por ello, la ciencia y tecnología que hoy necesitamos es la que apunte a hacernos más humanos, que nos acerque nuevamente. Que nos ayude a superar las muchas problemáticas sociales y ambientales que nos atraviesan hoy.
Construir un futuro diferente, inclusivo, sustentable implica un futuro donde los y las líderes y tomadores de decisiones aborden estas cuestiones, que estén a la altura de estos desafíos y que sean capaces de enfrentarlos de forma ética. Y también implica tomar conciencia que si no modificamos nuestras formas de producción, consumo y revisamos y adaptamos nuestras tecnologías nada será diferente.
La ingeniería es, por naturaleza, una disciplina enfocada en la resolución de problemas, pero, ¿de qué problemas? Si pensamos esta pregunta en el contexto de la formación académica, sin dudas aparecerán problemas teóricos que tienen por objetivo entender o profundizar sobre el conocimiento, y también problemas simulados funcionales a procesos de evaluación o acreditación de asignaturas. Pero dentro de la formación, ¿hay lugar también para debatir los problemas que nos aquejan como sociedad y que precisan de una respuesta desde todas las disciplinas? ¿Están dadas las condiciones para que los y las estudiantes encuentren un espacio dentro de la formación donde debatir las necesidades de nuestro entorno y el rol de la ingeniería? ¿La formación en ingeniería acerca en forma suficiente a nuestros estudiantes a los desafíos de nuestro entorno y regiones?
Sin lugar a dudas, es nuestra responsabilidad como gestores de conocimiento trabajar para generar espacios donde estudiantes universitarios puedan construir conocimiento y promover experiencias que apelen a los desafíos que afrontamos en el sur del mundo. Una idea de Rita Segato nos provoca, en el marco de Facultad Libre dijo que si escucháramos las preguntas que nos interpelan desde nuestro territorio nos veríamos obligados a trabajar de otra forma.
Es por ésto que desde la Fundación INVAP diseñamos y ejecutamos programas y viajes de inmersión destinados a que estudiantes puedan reflexionar sobre el alcance de la ciencia y la tecnología y su rol en el desarrollo soberano y sustentable de nuestro país.