Blog – Fundación INVAP

María Luz Cortez es estudiante de Ingeniería Electromecánica en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Facultad Regional Chubut, y participó en la 4° edición de Experiencia Sur. A punto de finalizar su cuarto año de carrera, nos comparte su experiencia en el programa, reflexionando sobre su elección de estudiar ingeniería, sus expectativas previas y las lecciones que aprendió a lo largo del programa.

¿Qué carrera estudias y por qué elegiste esa carrera?

Soy estudiante de Ingeniería Electromecánica en la UTN, Facultad Regional Chubut, y me encuentro por finalizar el cuarto año de la carrera. Desde siempre me gustaron las matemáticas y las ciencias, lo que hizo que la elección de estudiar ingeniería fuera una decisión natural . Aunque al principio consideré otras opciones, como Ingeniería en Sonido, me decidí finalmente por Electromecánica debido a su cercanía y las facilidades económicas que ofrecía.

¿Cómo te enteraste de Experiencia Sur? ¿Por otros becarios/as?

Conocía Experiencias Sur desde antes de participar, ya que soy becaria de la Fundación YPF desde 2021. Siempre había visto fotos y videos en redes sociales, y otros becarios me habían compartido algunas impresiones sobre la experiencia. Aunque no me dieron muchos detalles, ya que querían que fuera una sorpresa, me había formado una idea general de lo que sería.

¿Qué expectativas tenías antes de venir a comenzar el programa y si se cumplieron esas expectativas?

Tenía la expectativa de ver la ingeniería más contextualizada, es decir, de entender cómo va más allá de las matemáticas y los cálculos. A lo largo de la carrera, y en conjunto con las actividades de Fundación YPF, me di cuenta de que la ingeniería no solo se trata de números, sino que se inserta en un contexto económico y social; es una disciplina que forma parte de la sociedad. Lo que esperaba ver era a personas aplicando tecnología e ingeniería para resolver problemas reales y concretos, más allá de los conceptos vistos en el aula. Y sí, mis expectativas fueron completamente superadas.

Fue, sobre todo, un proceso de cuestionamiento constante: ¿Para qué y para quién estamos trabajando? ¿A quiénes beneficiará?

¿Qué habilidades creés que desarrollaste o que fortaleciste gracias al programa?

En primer lugar, la habilidad de cuestionarme los patrones y preconceptos que uno tiene al momento de actuar, y que pueden resultar limitantes para el futuro. Considero que desarrollé la capacidad de hacerme preguntas a mí mismo y de formularlas a los demás. En segundo lugar, la habilidad de observar las necesidades de los otros.

Principalmente, me llevé el cuestionamiento de preguntarme: ¿para qué y para quién quiero ser una profesional en el futuro? ¿En función de quién deseo trabajar? También reflexioné sobre aspectos como la comunicación, la colaboración, el trabajo en equipo y, además, el compromiso personal. Aprendí que para trabajar en equipo, primero es necesario comprometerse con las propias opiniones e ideas, para luego poder escuchar al otro y comprometerse con el equipo de manera efectiva.

¿Cómo pensás aplicar lo aprendido en tu futuro profesional?

Llegué a Experiencia Sur con la visión de la ingeniería en un contexto más social, como nos dijo Verónica Garea: todas las ciencias son sociales. Ya traía este concepto algo preformado, pero creo que el viaje lo reforzó aún más.

Además, descubrí un montón de áreas que ni me imaginaba que me interesarían tanto, como todo lo relacionado con el mundo de la energía nuclear. Lo que hacen en el Balseiro, especialmente con el rector de investigación, es impresionante. Es increíble, porque uno escucha en los medios lo que están haciendo en INVAP, pero verlo de cerca realmente amplía el panorama sobre las posibilidades a las que uno podría dedicarse en el futuro.

En cuanto a INVAP, todo me llamó la atención: desde sus laboratorios hasta las personas que trabajan allí. Lo que más destaca es la pasión con la que comparten lo que hacen. Como estudiante que piensa en el futuro profesional, es una experiencia muy motivadora.

Durante la estadía en Bariloche, ¿cuáles consideras que fueron los aspectos más valiosos de la experiencia?

Creo que lo más valioso que me llevé de Experiencia Sur fue la gente. Interactuar con profesionales tan destacados, que compartían sus conocimientos con tanta humildad y generosidad, fue inspirador. Me impactó su capacidad de hacernos sentir -a nosotros los estudiantes- colegas.

Por otro lado, compartir con las chicas de Fundación YPF y con los demás becarios, atravesando juntos este proceso de crecimiento personal fue muy valioso. Experiencia Sur es mucho más que talleres o visitas: es una experiencia que se construye colectivamente.

También, descubrí que la ingeniería es mejorar la vida de las personas y las comunidades.

Por último, si tuviera que quedarme con una sola cosa, sería la generosidad de los profesionales que conocí. Su disposición a compartir sus experiencias y conocimientos me inspiró a aspirar a ser una profesional que aporte valor a la sociedad. Quiero poder transmitir todo lo que aprendí y seguir creciendo como persona y como ingeniera.

¿Cómo fue el volver a tu ciudad luego de Experiencia Sur?

Volví con una nueva perspectiva. Siento que Experiencia Sur me ayudó a encontrar una versión más definida de mí misma, más centrada en mis objetivos profesionales. Me siento más determinada a construir una carrera responsable y comprometida.

Fue curioso regresar a Aeroparque junto a mi compañero de carrera, con quien había compartido todas las materias. Caminamos por los mismos lugares que recorrimos al principio del viaje hacia Experiencia Sur, pero ahora nos sentíamos diferentes. Era como desandar el camino, pero con una nueva mirada, con una versión renovada de nosotros mismos. No sé si mejores, pero sí mucho más claros acerca de lo que queremos